sábado, 21 de noviembre de 2015

Tertulianos de ocasión

El marketing. Esa costra adherente que queda en la cabeza de la gente. La propaganda reconvertida en valores éticos y estéticos. La gente que cree aleccionar, porque se aprendió las fábulas de la tele. Esperan el aplauso. Creen tener derecho al mismo después de coincidir con el discurso histriónico del tertuliano universal. Necesitan un público que vitoree y avale su ingenioso calco. Máxime en la presencia de un abucheable personaje que osa pensar por sí mismo. La falta de público les viene a decir "la vida no es prensa rosa". Caso omiso.